viernes, 1 de marzo de 2013

¿Por quién doblan las campanas?

   Ayer se ha completado un ciclo que llevaba 700 años sin darse y que ha exigido crear un protocolo "ad hoc": un Papa renuncia al pontificado y da comienzo el período de Sede vacante.


Imagen de TVE donde se ve el helicóptero que
aleja al Papa del Vaticano, en primer plano.

   En torno a las 5 de la tarde, con la guardia suiza en formación, Benedicto XVI abandonaba la Ciudad del Vaticano, acompañado por la "familia apostólica": su secretario personal y cuatro seglares consagradas.

   Tras despedirse, entre otros, del Camarlengo y Secretario de Estado (Tarcisio Bertone) en el Vaticano, el todavía Benedicto XVI fue trasladado en coche hasta el helipuerto, donde se despidió del Decano del Colegio cardenalicio (Angelo Sodano). Las campanas de toda Roma empezaron un redoble que significaba, en acertadas palabras de Ana Blanco, que "la Ciudad se despide de Benedicto XVI". Este tañer se mantuvo durante todo el trayecto aéreo hasta la, hasta ahora, residencia de verano del Pontífice.

   Después de su vuelo hasta Castel Gandolfo, fue recibido a pie de helicóptero por las autoridades locales, y trasladado a la residencia papal en la villa, en cuya cúspide ondeaba la bandera vaticana.

Bandera vaticana con el emblema de la sede vacante:
no hay tiara papal porque no hay papa en estos momentos.

   Desde el balcón, ataviado al efecto con un respotero con el escudo del Papa, se despidió con un breve discurso donde dejó claro "No soy Sumo Pontífice... lo soy hasta las 20:00, ya no más", agradeció el cariño y apoyo recibidos, impartió su última bendición como Obispo de Roma y Papa, y se retiró. Así se daba por finalizada su última aparición en público, a diferencia de Gregorio XI, último caso de renuncia papal, en el siglo XIV, quien intervino en la elección de su sucesor y ejerció como Cardenal hasta que murió. Joseph Ratzinger, en cambio, se enclaustrará en el monasterio "Mater Ecclesiae", radicado a pocos metros de la plaza de San Pedro, en el Vaticano.

   A las 20:00, una vez cerrado el portalón del palacio, la Guardia Suiza se retiró de Castel Gandolfo, como primera señal visible del inicio de la sede vacante, ocupando su puesto la policía italiana. Y las campanas de todo el mundo católico repicaron en su adiós al Papa, que pasó a esa misma hora de nuevo a ser sólo Jospeh Ratzinger. El Camarlengo habrá anulado el "anillo pescatorio" y Benedicto XVI ya no existe como tal. De hecho, los apartamentos papales, que hasta hoy venía ocupando el alemán, han sido sellados, y no dejarán de estarlo hasta que haya sido elegido el sucesor de Ratzinger.

Tarcisio Bertone, Cardenal Camarlengo y Secretario de Estado,
encargado de dar comienzo al cónclave con la fórmula "extra omnes" (todos fuera)
   Como Obispo de Roma emérito, el protocolo que se ha improvisado indica que podrá usar sotana blanca (ha de tenerse, no obstante, en cuenta que los Papas vestían de rojo hasta que, en el siglo XVI, Pío V, dominico, quiso mantener el hábito blanco de su orden), mas no esclavina, y que su tratamiento será ya para siempre el de "Su Santidad". Los zapatos rojos, símbolo de la sangre vertida por los mártires y prerrogativa del Santo Padre, se sustituirán por otros de otro color (en este caso, marrones y confeccionados en León, México)

   Ahora, cuando todo el peso recae en Tarcisio Bertone, el canon de la Eucaristía deberá decir "y con el Colegio cardenalicio" en vez de "y con el papa Benedicto"

   Desde una perspectiva más actual, el reflejo que ha tenido esta renuncia se vio en que la cuenta de Twitter @Pontifex (y sus diversas variantes según la lengua empleada) se quedó vacía de publicaciones y cambió su nombre a "Sede vacante", eliminando cualquier rastro digital de Joseph Ratzinger en cuanto que Sumo Pontífice. Lo mismo pasó con la página oficial del Vaticano, que también cambió su portada, sustituyendo el escudo de Benedicto XVI por el de la "sede vacante", referente al Colegio cardenalicio.

Imagen actual de la cuenta de Twitter reservada al Sumo Pontífice, Obispo de Roma.

   Ahora sólo resta que dé comienzo el cónclave con la frase "Extra omnes" y se proceda a las votaciones y fumatas. Al no haber necesidad de organizar funerales ni nada parecido, y sobre todo, al no ser una sorpresa y estar todo previsto desde el 11 de febrero, se podría adelantar la celebración del mismo sin necesidad de esperar los preceptivos 15 días tradicionales. Así lo permitió el propio Benedicto XVI en un "motu proprio" al efecto.

   Intuyo, no obstante, que el día que fallezca Joseph Ratzinger, sí se procederá a un funeral si no de Estado, sí al menos relevante y solemne, con la particularidad de que estará oficiado por un Papa posterior.

   Así pues, la sencillez de la ceremonia de despedida vista hoy, no impedirá que Joseph Ratzinger ocupe en la historia el puesto que ha tenido, y ello habrá de verse reflajado protocolariamente.

   Como siempre, en el medio está la virtud.



4 comentarios:

  1. Felicitaciones por este artículo tan explicativo y claro sobre el protocolo eclesiástico!. Muchas gracias por compartir tus conocimientos!.

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    1. ¡Muchísimas gracias! ¡Me alegra mucho si resulta interesante! Un saludo.

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