viernes, 21 de septiembre de 2012

Para contestar así... mejor no hacerlo.

 Acabo de enterarme de esta noticia publicada en El Economista donde se recoge una respuesta a una postulación laboral.

   Por una parte, sí es cierto que el correo electrónico remitido por Carlos es claramente genérico. Y los expertos en Recursos Humanos aconsejan informarse previamente sobre datos de la empresa, su labor, e incluso, de ser posible, obtener un nombre o puesto concreto dentro de la misma al que dirigir el "curriculum vitae". Hasta aquí, fallo de Carlos.

Imagen de la conversación entre Carlos y la empresa
 
   Por otra, la respuesta que se le da es exageradamente desagradable, engreída y nada profesional. Para empezar, acusar a una persona por no tutear es directamente incomprensible. Aunque alguien solicite puesto laboral a una persona de menor edad que la suya, el tratamiento correcto es el de "Usted" porque, como decía mi abuela, no hemos desayunado juntos esta mañana, así que no veo de dónde se pueden tomar esas confianzas sin permiso ni trato previos.

   Para continuar, el lenguaje es excesivamente coloquial, con lo cual el propio mensaje didáctico (si es que se pretende tal cosa en esa respuesta) pierde efectividad, dando paso a una relajación absoluta de las formas y, por ende, pérdida vertiginosa de credibilidad por parte de la empresa que contesta.

   Por último, lo que es absolutamente intolerable, ya no sólo desde el punto de vista de la educación, los modales o el respeto, sino incluso desde un enfoque más económico, laboral o de eficiencia, es que la respuesta se dé sin haber leído el perfil profesional de Carlos. Me explico: si Carlos fuese realmente una persona influyente (cosa que no sabemos y no deja de ser posible) podría dedicarse a hundir la imagen de la empresa. Del artículo se colige, de hecho, que la reputación digital de la misma quedó muy dañada a raíz de la repercusión que tuvo en las redes sociales todo este asunto. Y, por otra parte, imaginemos que Carlos fuese el candidato perfecto, efectivamente, y que la empresa responde así dando por sentado que no lo es: la empresa habría perdido un activo muy valioso para sus intereses, dejando de contratar a alguien inmejorable porque ha tenido el error de remitir un correo genérico.
   

Así pues, y dado que se trata de una empresa dedicada a la Comunicación, sólo podemos decir que "en casa del herrero cuchillo de palo", y que Carlos podría haber replicado, perfectamente, algo parecido a esto:

"Viendo que en esta empresa hay tanto tiempo disponible para responder tan prolijamente a mi solicitud laboral, y tomando tal circunstancia como que la carga de trabajo no debe de ser mucha, casi es mejor para mis intereses que hayan descartado mi candidatura, motivo por el cual les doy infinitas gracias. Atentamente, etc."

  Aconsejo a los responsables de la Comunicación de las instituciones públicas y privadas que respiren hondo antes de responder... o no responder, directamente, si las técnicas de relajación no sirven en ese momento.    

   Como siempre, en el medio está la virtud.