sábado, 13 de diciembre de 2014

Exequias por Fabiola. Reina española, Reina de Bélgica.

   Nació en el Palacio de Zurbano. Su Majestad la Reina Victoria Eugenia de España fue su madrina cuando la bautizaron como Fabiola Fernanda María de las Victorias Antonia Adelaida de Mora y Aragón . El 15 diciembre de 1960 se convirtió en Su Majestad la Reina consorte de los belgas. A la muerte de su marido el 31 de julio de 1993, pasó a ser Su Majestad la Reina Fabiola de Bélgica. Y con ese título se fue, el pasado 5 de diciembre, a escasos días del que habría sido su 54º aniversario de boda.


Tras el himno, la Familia Real observa cómo introducen el féretro
en el coche fúnebre que encabezará el cortejo.

   A las 9:30 horas de la mañana de ayer, la Familia Real belga acompañaba al féretro a la salida del Palacio Real, antes de tomar rumbo hacia la Catedral Saints-Michel-et-Gudule, donde tendría lugar el funeral con asistencia de representaciones de las casas reales y autoridades. A la salida del Palacio, la guardia de honor mantuvo el féretro en alto mientras sonaba "La Brabançonne", el himno nacional belga que sonaría en más ocasiones a lo largo de las celebraciones para rendir honor a la Reina Fabiola. 


El cortejo recorre las calles de Bruselas hasta llegar a la Catedral.

   Mientras el cortejo fúnebre recorría Bruselas, hacían su entrada en la Catedral las autoridades invitadas. España estaba representada por SS.MM. los Reyes Juan Carlos y Sofía, que tomaron asiento junto a S.A.R. la Princesa Beatriz de Holanda, justo detrás de los bancos destinados a la Familia Real belga. Estas especiales precedencias se deben al vínculo entre Holanda y Bélgica, y a los orígines españoles de Fabiola. Las demás casas reales ocuparon asiento en la nave central del lado del Evangelio. Del lado de la Epístola, en lugar destacado, la familia española de la Reina Fabiola y, en la bancada de la nave central, las autoridades civiles y militares belgas, y autoridades comunitarias.


Ante la Catedral, la Familia Real ve portar el féretro y
lo sigue por la escalinata hasta entrar en el templo.

   Al llegar al patio, los miembros del piquete de honor subieron el féretro por la escalinata. Tras el féretro, el cortejo lo formaban los Reyes Felipe y Matilde, seguidos de sus hijos, detrás de ellos los Reyes Alberto y Paola, seguidos de sus hijos y sus nietos. De negro riguroso (salvo los niños), destacaba por su elegancia la Reina Matilde.


La Familia Real accede a la Catedral y, tras ser recibidos por los concelebrantes,
siguen en procesión hasta el altar, a cuyo pie reverencian al féretro.

   Tras ser recibidos por Su Eminencia Reverendísima el Cardenal Godfried Danneels a la entrada del templo, el féretro fue depositado al pie del altar directamente sobre la alfombra, sin catafalco, por expreso deseo de la Reina Fabiola. Por igual motivo, los concelebrantes vestían casulla blanca, si bien el Cardenal y el Obispo portaban también estola morada. 

Vista del interior del templo desde el altar, y
Familia Real en el lado del Evangelio.

  La Familia Real belga (incluyendo aquí a la Familia Gran Ducal, en tanto que la madre de S.A.R el Gran Duque era S.A.R. la Princesa Josefina Carlota de Bélgica, hermana de Balduino y Alberto) se aproximó al altar de dos en dos y saludó con inclinación de cabeza al féretro, y tomó asiento en lugar destacado del lado del Evangelio. 


Los Reyes de España, los Grandes Duques de Luxemburgo,
la Emperatriz de Japón, la Reina de Dinamarca y los Reyes de Suecia.

   De la celebración eucarística, destacar los momentos musicales, abundantes e intensos, y la variedad lingüística en que se expresaban los intervinientes en la celebración. Barriendo para casa, merecen mención especial las Oraciones de los Fieles, puesto que, después de las leídas en francés, flamenco e inglés por los nietos de SS.MM. Alberto y Paola o por S.A.R. el Príncipe Guillermo de Luxemburgo, la última fue pronunciada en español por S.I. Doña Blanca Escrivá de Romaní y Mora, Marquesa de Ahumada, sobrina de la Reina Fabiola. 


La Ilustrísima Señora Marquesa de Ahumada, leyendo en castellano
y cantando la Salve Rociera junto al coro.

   Ésta misma tomó parte luego en uno de los momentos más originales del funeral: la actuación del coro que cantó la Salve Rociera, castañuelas en ristre. Tanto en uno como en otro momento, las cámaras de la RTBF enfocaron a SS.MM. los Reyes de España. A D. Juan Carlos incluso se le vio cantando la Salve. Personalmente, no me gustó la interpretación del coro, aunque en Bélgica parece haber tenido gran acogida mediática y pública. La Reina Matilde, por ejemplo, se emocionó mucho en este momento.


Al fin de la Eucaristía, con presencia de misnitros de todas las confesiones belgas,
la Reina Fabiola abandona la Catedral rumbo a Notre Dame de Laeken.


   Tras la bendición, el féretro fue llevado de nuevo por las calles de Bruselas hasta la iglesia de Notre Dame de Laeken, en cuya Cripta Real descansan los restos mortales de los soberanos belgas y sus consortes, y donde, tras un breve y emotivo servicio religioso, fue enterrada la Reina Fabiola junto a su marido Balduino. Fue en este servicio donde se enunció un panegírico sobre el carácter alegre de la Reina Fabiola, contando entre otras cosas que una expresión habitual de ella era "Ça a été formidable!". Estas anécdotas hicieron sonreir a los familiares de Fabiola. 


Llegada a Notre Dame de Laeken e interior del templo.

   El servicio religioso finalizó, como había pedido la Reina Fabiola, con la bendición pascual, y acto seguido la guardia de honor portó el féretro (ubicado nuevamente a pie de altar sin catafalco) hasta la Cripta Real. Y con este acto de inhumación privado se puso fin a las exequias de Su Majestad la Reina Fabiola de Bélgica, a las 13:54 horas.


Vista de las primeras filas, a pie de altar
y momento de la Bendición Pascual.

   En general, unas exequias sobrias (por ejemplo, no hubo cojín con condecoraciones ni armón de artillería) y llenas de simbolismo y alegría como la misma Reina Fabiola había dispuesto. De hecho, su confesor destacó el gran sentido del humor de la Reina en sus últimas horas, al decir: "He esocogido el ataúd más feo que había, para que les dé apuro exponerme", aunque en esto sí que no impuso su criterio, y sí que fue expuesta dos días antes del funeral.


Su Majestad la Reina Fabiola de Bélgica se dirige en su último viaje
a la Cripta Real, para ser enterrada junto a su marido, Balduino de los belgas.

   Como puntos negativos, opino que la bandera de Bélgica que cubría el ataúd estaba plegada de un modo extraño y, pienso, innecesario. La combinación de casulla blanca contrastando con la estola morada me parece carente de lógica. Y los crespones negros cosidos a la tela de sendas banderas belga y europea que pendían a cada lado del altar de la Catedral, tampoco me parecieron correctos.



Crespones negros en las banderas a cada lado del altar catedralicio, y
bandera de Bélgica plegada sobre el ataúd de un modo un tanto incomprensible.


   Por lo demás, una ceremonia bien hilada y bien amenizada musicalmente, original y con una actitud impecable por parte de los asistentes. Sobre todo, una ceremonia acorde con los deseos manifestados en vida por su principal protagonista, que es lo más importante, y a partir de la cual en Bélgica ya no hay tres reinas, ni tampoco reina española. 


Cinta de una de las coronas de flores, con una F coronada, y
retrato junto al altar de la pareja real Baldunio-Fabiola

   Se echará en falta, seguro, a Fabiola en las celebraciones de la casa real belga. Al menos, nosotros la extrañaremos por ese modo especial de combinar sencillez y colorido con el porte regio y responsable que debe tener toda soberana. 

   Como siempre, en el medio está la virtud.


Imágenes de RTBF