lunes, 24 de marzo de 2014

Y vuelta la mula al trigo.

   Me repetiré, lo sé. Pero es que mientras se sigan saltando a la torera las normas, no queda más remedio que comentarlo y, en la medida de lo posible, denunciarlo y cambiarlo. De todos es sabido mi disgusto por el abuso que se hace de la bandera de la Unión Europea en los actos oficiales. Me aburre, me cansa mucho esa especie de "peloteo" de poner la bandera comunitaria en todos lados y a todas horas, ya que ni es necesario, ni es obligatorio, ni se hace bien la mitad de las veces. 

S.E. Don Adolfo Suárez, jurando su cargo
de Presidente del Gobierno en presencia de Su Majestad. 

   Y ya se ha comentado también el uso correcto de las banderas para mostrar el luto, y que se resume en:
- banderas en exterior: arriadas a media asta día y noche mientras dura el luto.
- banderas en interior: con un crespón negro atado al mástil, NO cosido o prendido en la tela de la bandera.

   Pues ayer mismo, la triste defunción del primer Presidente de la moderna democracia española, Su Excelencia Don Adolfo Suárez, nos ha brindado la desalentadora oportunidad de comprobar tres escenarios con tres protagonistas que lamentaban tan magna pérdida. 

Banderas de Europa y España, al revés de como deberían estar.

   El primero en comparecer fue Su Majestad, desde su despacho en el Palacio de la Zarzuela. De riguroso luto, y flanqueado por las banderas a su derecha y a su izquierda una ya emblemática fotografía de él mismo junto a S.E. el Duque de Suárez tomada en 2008, mostró su tristeza por la muerte de su amigo y colaborador en la traída de la democracia a una España que llevaba a sus espaldas cuarenta años seguidos de dictadura. Y las banderas... estaban mal. Y estaban mal por dos motivos: porque gozó de más precedencia la europea que la española, cuando la misma Ley destaca que ha de ser al revés, y porque, de hecho, la bandera comunitaria, directa y sencillamente, sobraba. La explicación es clara, aunque no justificada ni justificable: el tiro de cámara aconsejaba que la bandera de España estuviese lo más próxima posible al Rey, para que en planos cercanos, no apareciera sólo la bandera de la UE. Pero es que el tiro de cámara no puede ser excusa para incumplir la legalidad, máxime cuando la solución es tan sencilla como no buscarse el problema en un primer momento: con poner exclusivamente la bandera nacional, bastaba. 

Banderas en posición correcta, la española con un crespón
colocado correctamente pero con ocho horas de antelación

   Minutos después, aparecía en el Palacio de la Moncloa el Presidente del Gobierno Don Mariano Rajoy, lamentando la muerte de su predecesor. También de riguroso luto, como es lógico, y advirtiendo de que al día siguiente se publicaría en el Boletín Oficial del Estado el Real Decreto donde se estipulan tres días de luto oficial (desde las 00 horas del día 24 de marzo hasta las 24 horas del día 26. Un total de setenta y dos horas). Lo primero que llama la atención es el carácter presuntamente retroactivo del luto: ¿cómo un BOE publicado a las 6 a.m. de un día puede decretar luto desde seis horas antes? Pues porque es el Boletín de ese día, de todo ese día. Pero lo chocante en esta comparecencia es, otra vez, la presencia de la bandera de la Unión Europea, y más aun la bandera de España con un crespón... bien colocado, eso sí. Ambas banderas, al contrario de lo que pasó en Zarzuela, estaban colocadas en precedencia (aunque la de España inexplicablemente adelantada a la otra, muy al uso del Elíseo francés). No ha sido decretado el luto, no son siquiera las 00 horas del día 24, ¿y ya la bandera está de luto? Al final, esa bandera estará con crespón más de las setenta y dos horas oficialmente prescritas. Un fallo. Una cosa es el luto personal (corbata negra) y otra el luto de un símbolo general y nacional como es la bandera.

Un fondo poco apropiado por lo interpretable. ¿Mensaje institucional o campaña electoral?

   Por último, la comparecencia del Jefe de la Oposición, Don Alfredo Pérez Rubalcaba, tuvo lugar pocos instantes después de finalizada la de Moncloa. Con traje y corbata azul marino, es decir, sin luto, enunció sus palabras sin banderas a su alrededor, pero delante de una pared con mensajes de campaña electoral. Bien es cierto que es la trasera que figura en todas las declaraciones que desde la sede socialista se hacen mientras dure la presente campaña electoral, pero no deja de restar solemnidad y seriedad a las palabras del Jefe de la Oposición, en esta particular ocasión. Aunque, por lo menos, esto es cuestionable desde un punto de vista de imagen o comunicación, pero no de protocolo en concreto. 

La bandera del Congreso, ondeando a media asta
horas antes del comienzo oficial del luto

   En definitiva, otra ocasión que se presenta para demostrar la solemnidad que requiere una situación, para conseguir una escena impecable a juego con tan cruciales declaraciones, para reflejar una sensación de respeto y empaque, de cosas bien hechas... y, una vez más, ocasión perdida. Es muy triste. A mí, al menos, así me lo parece.


   Como siempre, en el medio está la virtud.



Imágenes de Google Images.




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