viernes, 20 de enero de 2012

Mesas para todos los gustos

   ¿Quién ha dicho que el protocolo es rígido e invariable? Quien haya sido demuestra que, entre otras cosas, no se ha parado a pensar en la tipología de un elemento básico de casi cualquier evento, y sobre el que gira gran parte de las normas aplicables al mismo: la mesa.

Mesa para banquetes en el Palacio de Buckingham, en herradura.

   Como si de aquél famoso anuncio de refresco se tratase (“para los altos, para los bajos, para los que ríen, … para todos”), se puede decir que hay una mesa para cada momento o para cada gusto. Si quiere ser clásico o minimalista, opte entre una mesa redonda, cuadrada o rectangular. Y escoja si hará presidencia a la franesa o a la inglesa o si usará sistema cartesiano o bien de reloj para ubicar a los invitados. El abanico, pues, de posibilidades, ya se antoja bastante amplio.

   Pero, dando un paso más, si busca un modelo de mesa más arriesgado o complejo, he aquí una variedad que harán las delicias de los que se toman la ordenación de comensales como un reto o un pasatiempo.

1.- Mesa en T
   Una mesa presidencial de la que parte un único brazo perpendicular, a la altura de la presidencia. El lado opuesto al de la presidencia queda libre, y los invitados se sientan en el brazo teniendo en cuenta los criterios de proximidad y prevalencia de la derecha sobre la izquierda. El extremo corto del brazo se deja libre de asientos, salvo que tenga forma redonda, en cuyo caso se colocarán dos comensales (como mínimo), primando el de la derecha desde el punto de vista de la presidencia.


2.- Mesa en U o herradura
   Se trata de una mesa presidencial (que podrá ser recta o semicircular) rematada por dos brazos en perpendicular. Igual que en el caso anterior, frente a la presidencia no se distribuyen asientos, quedando despejado ese espacio. Respecto a los brazos, los invitados se sientan a ambos lados, teniendo en cuenta que tienen mayor precedencia los que están más cerca de la presidencia; a igual distancia, los que están dirigidos hacia la misma; y, a igual posición, los del brazo derecho sobre los del izquierdo. El extremo corto del brazo se deja libre de asientos, salvo que tenga forma redonda, en cuyo caso se colocarán dos comensales (como mínimo).


3.- Mesa en peine
   Una mesa presidencial de la que parten varios brazos. De entre los brazos, priman los lados que miran a la presidencia; de entre éstos, los más exteriores sobre los centrales, porque nadie les da la espalda y porque consisten en una suerte de continuación de la fila de la presidencia (sin embargo, de los lados que dan la espalda a la presidencia, tienen mayor precedencia los centrales que los exteriores, por su mayor proximidad a la presidencia); y, a igual distancia, los de la derecha sobre los de la izquierda. Los invitados se colocan según los mismos criterios sucesivos que en la mesa de herradura, teniendo en cuenta la precedencia de cada extremo de cada brazo perpendicular. Como en los casos anteriores, el extremo opuesto a la presidencia, se deja  desocupado.


   De estos tres tipos de mesa, considerando que la longitud de los brazos en cada caso sea la misma, la que más comensales admite es la de peine, y la que menos, la de forma de T. Particularmente, la que más solemne, cómoda y estética se me figura es la de herradura, aunque reconozco que pueda deberse a que se utiliza en las recreaciones de los grandes banquetes medievales, como podemos comprobar en series o películas.

   En cualquier caso, lo que se demuestra con esto es que el protocolo, lejos de la imagen de encorsetamiento y univocidad que pueda sugerir “a priori”, cumple las expectativas de las mentes más rebuscadas y exigentes, lo cual, no obstante, no nos autoriza a enloquecer e introducir en un mismo salón estos tres tipos de mesas juntos, porque la flexibilidad y la creatividad también han de tener, lógicamente, un límite.

   Como siempre, en el medio está la virtud.


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