jueves, 2 de mayo de 2013

La reina ha abdicado... ¡viva el rey!

   El 30 de abril llevaba 33 años siendo "El día de la Reina" en los Países Bajos, pero esta vez se convirtió en el día provisional del nuevo rey. A partir del año que viene, se celebrará el 27 de abril, cumpleaños de Guillermo Alejandro. De hecho, el 30 de abril era el cumpleaños de la Reina Juliana, pero cuando Beatriz fue investida del poder real, quiso respetar esa fecha en homenaje a su madre, en vez de celebrarlo en su cumpleaños, el 31 de enero.

Su Majestad firma el acta de abdicación y pasa a ser Su ALteza Real

   En la Sala de Moisés del Palacio Real de Ámsterdam, a las 10 de la mañana  hicieron su entrada la todavía reina y los todavía príncipes de los Países Bajos. Las autoridades que harían de testigos de la abdicación de Su Majestad Beatriz ya estaban allí, alrededor de la mesa de reunión, en pie, esperando a las reales personas. Tras el saludo a todos y cada uno de ellos, y una vez tomado asiento, el Director del Gabinete de la soberana, Chris Breedveld, leyó el Acta de Abdicación, reflejando todos los efectos que ésta tendría, como la automática conversión de Guillermo Alejandro en “Zijne Majesteit de Koning” (Su Majestad el Rey) y de Beatriz en “Hare Koninklijke Hoogheid de Prinses” (Su Alteza Real la Princesa), y más textualmente, “Princesa de los Países Bajos, de Orange-Nassau, etc., etc., etc.” (así, repetido tres veces, en alusión a los demás títulos que ostenta Beatriz, que están inactivos y se han conservado en forma masculina)

Los dos saludos: el primero cuando Beatriz anuncia su abdicación,
y el segundo tras ser presentado del nuevo rey, con la heredera y sus hermanas.

   La Reina Beatriz, con un redoble de campanas de fondo para conmemorar este momento, firmó el Acta, seguida de su hijo, su nuera, el Primer Ministro holandés Mark Rutte y demás cargos que ejercían de fedatarios. El último en firmar, fue el propio Breedveld, quien a renglón seguido la presentó a verificación de la princesa y los reyes, por este orden, y se procedió a izar el pabellón con el emblema del nuevo rey. Con este gesto se comunicaba la efectiva abdicación de la Reina Beatriz y la asunción por su hijo del título de Rey de los Países Bajos, así como la aparición de una nueva Princesa de Orange, la hija primogénita de Guillermo Alejandro, Catalina Amelia.

Imagen de la alfombra que unía el Palacio Real con la Neuwe Krek,
donde tuvo lugar la investidura de poder real. 

La Princesa Beatriz y los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima salieron al balcón del Palacio Real, donde la madre anunció su abdicación y presentó a sus súbditos al nuevo Rey Willem-Alexander, quien ha decidido no reinar con el nombre de Guillermo IV, sino usando el nombre compuesto. La Reina Máxima sostuvo la mano de su suegra mientras el rey agradecía profundamente su buena labor como reina. Finalmente, Su Alteza Real Beatriz de los Países Bajos se retiró del balcón y la Princesa de Orange y heredera al trono, la princesa Catalina Amelia, y sus hermanas, las princesas Alexia y Ariane, hicieron acto de presencia en la balconada, desde la que saludaron a la concurrencia junto a sus padres. Como dato curioso, los vestidos amarillos de las princesas están firmados por la casa gallega de moda infantil “Pili Carrera”.

Sillones dorados de 1901, y mesa de credencia con la corona y el orbe.

   Alrededor de las 13:30, empezaron a llegar los príncipes representantes de las Casas Reales reinantes a la Iglesia Nueva (Nieuwe Kerk), situada junto al Palacio Real, también en la Plaza de Dam, y se procedió por parte del Presidente del Senado, Fred de Graaf, a la lectura del Acta de apertura de la Sesión Conjunta de los Estados Generales, en cuyo seno se procedería al juramento del Rey y su investidura del poder real. Poco más tarde, salieron del Palacio Real en dirección al templo las hijas de los Reyes, seguidas de la Princesa Beatriz y la Princesa Mabel, nuera de aquélla en tanto que esposa de su segundo hijo, el Príncipe Johan Friso (que está en coma tras haber sido sepultado por un alud de nieve en 2012). Al ocupar sus asientos, ya se comprobó cómo la precedencia no es la misma, e incluso la Princesa Catalina Amelia se sitúa ahora en un puesto anterior al de su abuela Beatriz.

La Princesa de Orange, ya con mayor precedencia
que su abuela, la Princesa Beatriz de los Países Bajos

Poco antes de las 14:00, salieron del Palacio los Reyes en dirección a la Iglesia Nueva, que es escenario de las investiduras de poder real de los monarcas holandeses desde la de Guillermo I, en 1815. Durante este paseo, se dispararon salvas cada cinco segundos desde la orilla del río Ij. El rey no iba de uniforme, sino de frac, y ataviado con el manto de armiño que usaron ya su madre y su abuela la Reina Juliana, en sus respectivas investiduras. La reina, con un elegante vestido azul con capa a juego y tocada con una hermosa tiara de diamantes y zafiros, hizo el paseo con gran solemnidad y gravedad, como requería la situación. A su llegada al templo, precedidos del estandarte real y las banderas de los Orange, se anunció que entraba “El Rey”, y éste y su mujer se aproximaron al altar entre fanfarrias, para tomar asiento en unos sillones dorados con el emblema de los Orange-Nassau, que datan de 1901. Frente a ellos, las regalías sobre la mesa de credencia, vestida con un mantel de terciopelo púrpura y dorado: la corona, el orbe, la espada, el cetro, el estandarte real y además un ejemplar de la Constitución holandesa y otro del Estatuto del Reino.

Entre estas dos imágenes hay una diferencia de 33 años exactos.
Juramento de la Reina Beatriz (junto al Príncipe Klaus) y del
Rey Guillermo Alejandro (junto a la Reina Máxima), respectivamente.

Tras entonarse el himno nacional, el rey empezó su discurso hablando de la democracia y de la monarquía parlamentaria, para luego homenajear la labor de Beatriz como reina y como madre. A estas palabras siguió una larga ovación a la hasta ese día Reina Beatriz. Finalizado el discurso, se procedió al juramento por parte del Rey, y la declaración de investidura, por parte del Sr. Graaf. Tras el juramento de los miembros de los Estados Generales, se avisó a los presentes en la plaza que el rey había sido investido, y se procedió a los tres “hurras” en respuesta al grito “Viva el Rey”. Con esto, se inició nuevamente la salida de los reyes hacia el Palacio, donde se ofrecería una recepción a los invitados a la investidura. Cuando las princesas Catalina Amelia, Alexia, Ariadna, Beatriz y Mabel hubieron abandonado también el templo, el Presidente del Senado indicó que se levantaba la sesión y dio el preceptivo golpe de mazo para así confirmarlo.

Los Reyes de los Países Bajos, con sus hijas, a bordo del bote real que los llevó por el río Ij.

Por último, el Ayuntamiento de Ámsterdam regaló a los nuevos Reyes una travesía por el río Ij. A bordo del bote real viajaban los reyes y sus tres hijas. El rey vestía esmóquin y la reina un vestido de noche blanco y granate. El recorrido pasó por delante del parque Oever, e hizo varias paradas para asistir a actuaciones, entre otras, del pinchadiscos Armin van Buuren, complementando “El bolero de Ravel” que interpretaba la Orquesta de Amsterdam, hasta llegar al auditorio Muziekgebouw (Edificio de la Música), en cuyo interior se celebró una cena de gala que puso fin a los fastos de la investidura del poder real de Su Majestad Guillermo Alejandro de los Países Bajos. Antes de entrar, los barcos hicieron sonar sus sirenas y unos aviones F16 dibujaron en el aire la bandera holandesa, en homenaje al nuevo Rey.


Los colores de los Orange-Nassau, el azul y el naranja,
muy presentes durante toda la jornada, hasta en el enmoquetado del embarcadero.

Innegables la solemnidad y la organización de estas ceremonias holandesas, que tienen lugar justo 33 años después de la última vez. Ocasión para el recuerdo del fallecido Príncipe Klaus, esposo de Beatriz, aunque no así de la familia de la Reina Máxima, primera argentina en convertirse en reina consorte.

Como siempre, en el medio está la virtud.

Imágenes de TVE y de Hola




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