sábado, 12 de noviembre de 2011

Tras una bandera.

   Desde una óptica meramente descriptiva, una bandera es un rectángulo (aunque no siempre) de tela con franjas o figuras de colores. Pero, aportando un halo axiológico al asunto, sabemos que detrás de ese trozo de tela hay mucho más.

Banderas autonómicas, por orden de precedencia.

   Ya desde el Evangelio se nos habla de “bandera discutida”, en palabras del anciano Simeón a María, refiriéndose al todavía Niño Jesús. Pues bien, eso siempre ha sido objeto de debate, por lo visto. Es frecuente ver en EEUU la bandera de la Confederación del Sur, o en España la bandera de la II República, aunque ni una ni otra sean las oficiales. Porque, así es, detrás de ese trozo de tela hy mucho más.

   En condiciones normales de presión y temperatura, que dirían en clase de Ciencias, una bandera -o un escudo o un himno- es un símbolo de Estado, de Ayuntamiento, de Provincia o, en el caso de España, de Comunidad Autónoma; símbolo que es respetado por los ciudadanos como representación de la patria a la que pertenecen, sea ésta de la dimensión que sea, puesto que la patria puede ser la nación, pero también la región o el pueblo, según los sentimientos y apegos de cada cual.

Fachada del Congreso de los Diputados, coronada por la enseña nacional.

   La bandera goza de un estatuto propio y, como no podía ser de otra manera, un protocolo en su uso y tratamiento. La Ley 39/1981, de 28 de octubre, regula el uso de la bandera de España y de las Comunidades Autónomas, estableciendo que la bandera española ondeará en el exterior de los edificios públicos (si son de órganos constitucionales o centrales de la Administración del Estado, lo hará en exclusiva) y ocupará puesto preferente en el interior, y que ninguna otra bandera podrá ser de mayor tamaño que la española. Y en las Reales Ordenanzas se estipula que la bandera nacional recibirá los máximos honores, igual que el Jefe de Estado.

   La colocación de banderas, con carácter general, es:

a) en interior, de haber dos banderas o un número par mayor, la de mayor precedencia ocupa el lugar derecho de entre las dos centrales (la izquierda del espectador).

Banderas nacional y autonómica.

b) en interior, de haber tres banderas o un número impar mayor, la de mayor precedencia se sitúa en el lugar central, la siguiente a su derecha (izquierda del espectador), la siguiente a su izquierda, y así sucesivamente.

Banderas nacional, autonómica y municipal.

c) en exterior, de colocarse las banderas lateralmente, la de mayor precedencia se ubicará en el mástil más cercano a la entrada principal, y las demás, en línea, a partir de aquélla.


d) en exterior, de colocarse las banderas paralelamente a la vía de entrada, la de mayor precedencia ocupará el lugar más próximo al acceso a la vía, y las demás, en línea, a partir de ella.

   En cualquier caso, aconsejo tener un máximo respeto a estos símbolos, propios y ajenos, porque se hieren sensibilidades. A nadie en su sano juicio se le ocurriría abuchear a la hija de otro, o torcer la cara ante el padre de quien no nos ha hecho mal alguno. Pues lo mismo ha de hacerse con estos símbolos, que representan a toda una comunidad que no tiene culpa de los avatares históricos ni de las gestiones erróneas de sus dirigentes y que tiene derecho a no ser molestado en su querencia a dichos símbolos. A esto se suma la incoherencia de quien reniega de la bandera en su vida cotidiana, pero sin embargo no tiene mayor problema en celebrar las victorias deportivas de las selecciones o deportistas españoles con la camiseta roja gritando “¡Es-pa-ña, Es-pa-ña!”, incluso, sí... ¡bandera en mano!. Pero... ¿qué sería de nosotros sin estos sinsentidos que dan sabor a la vida?.

   Como siempre, en el medio está la virtud.

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