martes, 17 de enero de 2012

Mesas con cabecera única y sin cabecera.

   En estos casos, una mesa rectangular cuenta con un solo presidente, es decir, no se trata de presidencia a la francesa o a la inglesa, sino que la otra cabecera queda desocupada. Suelen usarse estas mesas para reuniones de trabajo en el seno de una empresa o entidad, o para deliberación de órganos colegiados, presididos por su miembro más importante. Aunque algún viudo, lo usa también para evitar que alguien se siente en el lugar  de su cónyuge, aunque siempre en un ámbito estrictamente familiar.

1) Cabecera única jerarquizada. Los invitados se colocan por orden de precedencia, empezando de derecha a izquierda, y según cercanía a la presidencia. Útil cuando se reúne una alta autoridad con personas de muy similar rango, pero entre los que existe alguna diferencia, por ejemplo, el Consejo de Ministros, reunión presidida por el Presidente del Gobierno (y, excepcionalmente, por S.M. el Rey) donde los Ministros tienen distinto rango según sean o no Vicepresidentes.



2) Cabecera única equilibrada. El criterio de colocación es el de la derecha, partiendo de la derecha del presidente. Cada uno se sienta a la derecha de su antecesor. Se intenta eliminar las pautas de precedencia, puesto que prima la puesta en común de ideas vengan de quien vengan, y todos tienen rango equivalente. Piénsese en una reunión de un Director con todos los Subdirectores.



3) Cabecera única simétrica. Se trata aquí de ubicar a dos grupos de personas y un presidente, dejando a los de mayor rango más cerca de éste, sucesivamente. Es apropiada para el caso de que dos delegaciones se reúnan con un superior común o con una alta autoridad. Por ejemplo, si el Presidente del Gobierno Central se reúne con Presidentes y miembros de Gobierno de dos Comunidades Autónomas.



4) Cabecera única de mediación o arbitraje. Preside el mediador o árbitro, que intercede entre dos grupos de personas que se ubican a cada lado según su propia precedencia interna, ocupando el de mayor rango el lugar central, y distribuyéndose los demás en alternancia a derecha e izquierda del mismo.



5) Sistema de encuentro. Nadie ocupa la presidencia, sino que ambas delegaciones se ubican a cada lado, según su propia precedencia interna, igual que en el caso anterior.



6) Sistema de doble espejo. Como en el caso anterior, nadie ocupa la presidencia. En este caso, la delegación anfitriona se coloca según su precedencia (derecha – izquierda) y la otra se ubica con alternancia inversa (izquierda – derecha) para que los responsables de los mismos departamentos queden frente a frente.



   Si hay autoridad o superior jerárquico, se decide con total facilidad entre los tres primeros sistemas. Si se trata de mediación o arbitraje, se utiliza el sistema “ad hoc” de colocación. Y cuando no se trate de ninguno de esos casos, se opta por los dos últimos modos de colocación. Lo único que hay que tener claro será el orden de precedencia entre los miembros del órgano o de cada delegación, que debería estar ya regulado en el reglamento del ente o en el manual de protocolo de la empresa. Así pues, el protocolo demuestra una vez más su utilidad y su indiscutible carácter facilitador de la labor organizativa.

   Como siempre, en el medio está la virtud.


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